Hacía semanas que nuestra carta del colegio Hogwarts de magia y Hechicería había llegado. Mi hermano y yo habíamos sido aceptados y por fin debíamos ir a King's Cross y empezar nuestro primer año.
-¡Draco! Despierta ya!- Le dije a mi mellizo un poco desganada y somniolienta. Odiaba despertarme temprano pero siempre habia sido puntual y no iba a dejar de serlo en mi primer día de clases.
-¡Ya voy! Cinco minutos más!- Me dijo un poco malhumorado. Le lancé una almohada por la cabeza para que despierte de una vez, agarré mis valijas y puse en el bolsillo de mi saco gris y verde a mi pequeña rata Philip, un regalo de mi padre en mi último cumpleaños. Era blanca y con los ojos rojos, un poco hiperactiva, pero la adoraba.
Bajé las escaleras y la encontré a mi madre, Narcissa, perfectamente peinada, maquillada y bien vestida, como siempre, con una gran sonrisa, y mi elfo doméstico Ernest dejándome el desayuno en la mesa. Era un poco viejo, pero sin dudas efectivo.
-Gracias, Ernest.- Le dije. En mi familia los elfos eran bastante maltratados, había uno por cada uno de los integrantes (mis padres, mi hermano y yo) y no me costaba nada ser educada con el mío. Eso era algo que siempre me había diferenciado de Draco, él podía parecer un mocoso maleducado de dos años cuando quería, y yo no era tan infantil. Podía meterme en problemas o ser graciosa si me daba la gana, pero, como ya dije, era temprano, y no estaba con ganas de molestar ni mucho menos ser molestada.
-¿Cómo dormiste, Jordyn? Se te ve bien esta mañana, tu cabello permanece rubio hace varios días.- Me dijo mi madre, arqueando las cejas, como sorprendida, aunque amablemente. Ésta pregunta se debe a que, desde pequeña, mis padres habían percibido que yo, además de ser bruja, era, o más bien soy, metamorfomaga. Es decir, que puedo cambiar mi aspecto físico como me venga en gana. En ese sentido podría considerarme temperamental, ya que cuando estoy enojada puede volverse rojo como el fuego, o negro si estoy pensativa, y así sigue la lista.
-Estoy entusiasmada por ir a Hogwarts, es todo.- Respondí terminando mi cereal.
Al bajar Draco, quien había dicho no tener apetito, los tres nos dirigimos a King's Cross. Nuestra madre se despidió con un fuerte abrazo, prometiendo escribir en un par de horas para ver cómo habíamos llegado. Draco y yo pasamos a la plataforma nueve tres cuartos, y subimos al tren muy entusiasmados y tomamos el primer compartimiento libre.
La puntualidad era algo que me caracterizaba y al parecer a todos mis compañeros no.
Comenzamos a acomodar nuestras cosas, y Draco se dispuso a hablar de Slytherin, y las demás casas de Hogwarts. Por supuesto que yo ya había leído en la mansión todo lo que debía saber de las casas, y estaba convencida de que sería una Slytherin. Era ambiciosa, y una Malfoy; todos mis familiares habian ido a esa casa. Era el lugar al que pertenecería. Nuestro lugar. De repente mis pensamientos se vieron interrumpidos por el ruido de la puerta del compartimiento abriéndose.
-¡Evans! ¡Qué sorpresa!- Dijo mi hermano.
-¿Y ella quien es?- Le dije, curiosa pero en un tono poco amigable, mirándola de arriba a abajo. ¿Quién era esa chica? Y porqué Draco la conocia?
-Es Evans! Vive cerca de la mansión, Jordyn! En Wiltshire! El año pasado vino con su madre a cenar.
-Mhmhm.. Supongo que recuerdo haberla visto. Soy Jordyn.- Le dije, con un tono un poco mas amistoso.
-Creo que mi nombre ha quedado claro!-Dijo sonriente-¿Puedo sentarme aqui? La verdad es que no conozco a nadie mas en el tren.
-Claro- Dijimos a la vez.
Durante todo el viaje me hice muy amiga de Evans! Le enseñé a Philip, quien nunca había conocido a nadie más que mi familia, y era un poco arisco,pero al parecer le calló bien ella. Era rubia, de ojos grises, delgada y un poco más baja que yo. Sabía jugar al ajedrez mágico, y no paraba de sorprenderse de mis similitudes físicas con mi mellizo. Además me habia echo una ''trenza cocida'', en mi pelo, que según ella era un peinado de moda en el mundo muggle. Y aunque me desagradaban las personas no-magas, la verdad es que era mi primer amiga aparte de Philip y mi hermano y no podia perderla el misom dia de haberla conocido. Además, no me quedaba nada mal.
''Soy tres minutos mas grande'' Recordaba Draco con aire de superioridad de vez en cuando, aunque la verdad es que teníamos, y aun tenemos, una muy buena relación, además, nuestro padre Lucius le había echo prometer cuidarme en Hogwarts.
El tren se detuvo, y Draco, Crabbe, Goile, Evans y yo bajamos.
Al fin habíamos llegado.